¡Cuidado con las tradiciones de los hombres!
EL DÍA DE LOS MUERTOS
Por: Hno. Ismael Canul Hernández
El día de muertos en una tradición que ha subsistido en la sociedad mexicana, cada año se refuerza su práctica con mensajes como: “no dejes morir nuestras tradiciones”, tanto en los medios de comunicación, como en la mayoría de las escuelas de todos los niveles, en las instituciones y demás, afectando mayormente a nuestros hijos.
Esta tradición se celebra el 1 y 2 de noviembre y consiste en la creencia de que los espíritus de los familiares muertos regresan del más allá. Para recibirlos se preparan altares con los objetos que daban placer al muerto, incluyendo comida y bebida favorita. Además asisten a los panteones a dejar flores (Cempasúchil o maravilla) y encienden velas en las tumbas de los familiares muertos.
Pero, estas creencias, tradiciones y costumbres, ¿de dónde provienen? La mayoría de los autores coinciden que tienen un origen pagano en las tradiciones o festivales de culturas antiguas, se daba el termino de “pagano”, a personas cuya religión se vinculaba con practicas supersticiosas.
Cabe mencionar, que culturas antiguas como la china y la egipcia, mantenía el culto a los muertos como parte de su vida familiar y social. Para ellos era de vital trascendencia, rendirle culto a la muerte por lo que construyeron edificios y pirámides dedicados a ellos. Ofrecían incienso y encendían velas colocando ofrendas de alimentos sobre el altar.
Sin embargo, fue el pueblo celta, quienes hace siglos habitaron en el norte de Europa, Francia, España, las islas Británicas, etc., los que se dice, iniciaron la noche de brujas o Halloween.
Estos celtas realizaban cuatro festivales al año, de acuerdo al tiempo de la siembra y de la cosecha, así como, el momento de la muerte y renacimiento de la tierra. El ultimo de estos festivales esta dedicado a “Samhain” el señor de la muerte” que señalaba la llegada del invierno, el cual se celebraba el 31 de octubre. Todas estas ceremonias y rituales de hechicería realizada por los druidas celtas.
La noche del 31 de octubre, los celtas creían que la línea que separaba a los muertos de los vivos se hacia muy delgada, la cual permitía a las almas de los muertos regresar a sus casa, asimismo, espíritus inmundos rondaban la tierra esa noche, por lo cual, los druidas (sacerdotes celtas) en lo alto de las colinas, encendían grandes hogueras para ahuyentar y aplacar a los malos espíritus y obligaban al pueblo a que también encendieran una fogata en su casa. Se disfrazaban con la cabeza y piel de animales sacrificados, para tratar de engañar a los espíritus malos haciéndolos creer que ellos también eran espíritus.
Esa noche, también los druidas recurrían casa por casa, pidiendo un niño o una virgen para quemarlo en la gran fogata, si accedía la familia se le dejaba una fruta con una vela en su interior para que los demonios no les hicieran daño, si se negaban marcaban su puerta para que los demonios tuvieran libre acceso y los destruyera. A lo primero se le llamaba “trato” y a lo segundo “treta”.
Los inmigrantes, especialmente los irlandeses transmitieron estas creencias a los norteamericanos, y para fines del siglo XIX ya se habían popularizado.
La palabra
Hallowen es la contradicción de la frase inglesa “Vigilia del día de Todos los Santos”. Cabe mencionar que por nuestra cercanía con el país del norte, también a la sociedad mexicana se le han transferido dichas tradiciones, por lo que muchos jóvenes de México, hacen fiestas de disfraces y adornan sus casas para tal festividad.
Los celtas fueron el primer pueblo no romanizado en convertirse al catolicismo, lo cual ocasionó que se mezclara la doctrina de la iglesia de Roma con la de los celtas.
Esta adulteración de la doctrina derivó en la aceptación por la iglesia de Roma el culto a los muertos.
Ahora bien, en el año 998 D.C. Odilón que era abad del monasterio de Cluny, en Francia, estableció que el 2 de noviembre sería considerado como día de la “Conmemoración de los fieles difuntos”. La cual se conjugó con la festividad del “Día de todos los santos” celebrada el 1 de noviembre que el papa Gregorio IV extendió a toda la iglesia romana, a mediados del siglo IX. El día de los fieles difuntos para la iglesia Católica tiene como objeto rezar por aquellos fieles que han muerto y en especial, por aquellos que están en estado de purificación en el purgatorio según esta iglesia. Y a través de los rezos y el sacrificio de la misa se les ayuda a alcanzar la purificación de sus transgresiones.
En nuestro país, este culto a los muertos, tiene un origen prehispánico, ya que las culturas del México antiguo, aun antes de la llegada de los españoles, creían en al vida después de la muerte. Pues profesaban que el espíritu humano era inmortal, y había un lugar para las almas de los muertos.
Los Nahuas o Mexicas llamaron a ese lugar “Mictlán” para los que morían por un rayo y por hidropesía (paraíso de Tláloc) y para los que morían en combate o mujeres que morían en el parto el “Omeyocán” (lugar de Huizilopochtli). Es decir, iban a un determinado lugar de acuerdo al tipo de muerte sufrida.

Pero el viaje al “Mictlán” era peligroso. Se debía atravesar un río muy profundo. Por ello, los enterraban con una ofrenda que incluía armas y bebida, con un perro que los acompañaría y si había sido una personalidad, con algunos de sus sirvientes. Ese mismo camino podía recorrerlo de regreso, si contaba con suficiente alimento para la caminata. Por ello, se les ofrendaba comida para invitarlos a que volvieran del más allá. Y de esta manera lograran visitar a sus familiares vivos.
En el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio del mes de agosto, se celebraba el festival que posteriormente se convertiría en el Día de Muertos, se realizaba durante todo un mes, era guiado por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la “Dama de la muerte” y esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran ofrecidas a la celebración de los niños y las vidas de parientes difuntos.
Los españoles a su llegada en el siglo XVII, trataron de imponer a los nativos sus creencias católicas acerca del Día de Todos los Santos. Dando lugar a un sincretismo que mezcló las tradiciones europeas y prehispánicas, haciendo coincidir la fiesta católica a los muertos con el festival prehispánico de los muertos.
Asimismo, se dice que la festividad termina hasta el 3 de noviembre, cuando los muertos se han llevado la “esencia” de los alimentos. Se guardan los altares, se comparte la comida sobrante y se intercambian los adornos con los conocidos y pariente.
NUESTRA POSTURA BÍBLICA.
La Biblia es la Palabra de Dios y por lo tanto la única regla de fe a la que debe ajustarse nuestra vida, por lo cual solamente creemos y practicamos las doctrinas y enseñanzas que tienen respaldo y sustento bíblico.
Toda la tradición carece de fundamento bíblico, tal como lo hemos visto, se basa en creencias satánicas, idolátricas y supersticiosas de culturas antiguas, prácticas que han sobrevivido hasta la actualidad.
La Biblia enseña que prácticas como consultar y darle culto a los muertos, y otras parecidas, son abominación a Dios. Lv.19:28, 20:27; Dt. 14:1-2.
Ofrendar a los muertos, es lo mismo que ofrendar a los ídolos y es desagradable a Dios. Lv. 17:7; Is. 66:3; Jer. 1:16-18.
No se debe comer de los alimentos ofrecidos a los muertos. 1 Co. 10:18-21, 28.
La palabra de Dios enseña que cuando una persona muere sin Cristo, es decir, sin arrepentirse de sus pecados y sin haber aceptado a Cristo como su salvador, ya nadie puede hacer nada por ella. Hebreos 9:27 señala “… está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio“. Pr. 11:7, Ec. 9:4 Lc. 16: 19-24.
No existe fundamento bíblico que sostenga esta tradición, no obstante, hay quienes pretenden afirmar lo contrario manifestando que en el libro de Macabeos se encuentra escrito: “Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados” (2 Mac. 12:46). Sin embargo, 1 y 2 de los Macabeos no están dentro del canon de la Biblia, sino son libros Apócrifos (falsos, fingidos). Llamados así por Jerónimo el autor de la versión “Vulgata Latina” aceptada por la iglesia Romana. Ya que éste, decía, son libros espurios que no tienen derecho de estar en el Canon.
Asimismo , pretende basarse en el libro de Jeremías capítulo 34:5, es un típico caso de incorrecta interpretación de la Biblia, ya que se aísla un versículo de su contexto, esto es notorio, porque el libro de Jeremías trata acerca de profecías que advierten el inevitable juicio de Dios contra el pueblo de Judá si no se arrepentía de sus pecados.
En ese versículo, Jeremías profetiza contra el rey Sedequías señalándole que será muerto por el rey invasor, y que las costumbres paganas que se hicieron con los reyes muertos anteriores a Sedequías, también las practicarían con él cuando muera. Sin embargo, precisamente por practicar Israel esas costumbres abominables venía sobre ellos el castigo de Dios. No se promueve el culto a los muertos en ningún modo en este versículo, como lo demuestra el contexto histórico del mismo.
No se debe festejar el Hallowen porque como lo hemos señalado, esas creencias se basan en el ocultismo, temor, engaño, ritos paganos y satánicos. Además son costumbres extranjeras. Col. 2:28; Jn. 10:10.
Todo lo relacionado con esa tradición extranjera contiene una simbología satánica, como lo son: las calabazas, los disfraces, los poster de vampiros, brujas, media luna, murciélagos, etc., por lo cual, no fomentemos estas cosas adornando nuestras casa con ellas. 2 Co. 11:44.
La biblia nos invita a abstenernos de participar directa o indirectamente de esta festividad mundana y que nos guardemos en santidad y pureza para nuestro Dios. “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo y no según Cristo.” Col. 2:8; Hch. 15:19-20; 1 Co. 8, 10:20, 15:29.

Josué 24:15:Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
En la doctrina de nuestro movimiento no celebramos culto a los muertos, sino que cuando un hermano en la fe parte de esta tierra, celebramos culto al Dios vivo y fuerte de toda la vida, y le pedimos que conforte y consuele el corazón de los familiares y amigos del que ha partido.
Este culto se le denomina “culto de consolación”, en el cual se alaba a Dios, se da el mensaje de salvación y proclamamos nuestra esperanza de vida eterna. No debe nombrársele culto fúnebre ya que Dios es un Dios de vivos y no de muertos. Lc. 20:38.
FUENTE: Revista Nueva Raza Edición No. 80 Octubre-Diciembre 2011.